¿Desaborío?
Te vamos a dar un jarabe, te decían. Y tú preguntabas: pero ¿sabrá muy mal? -No, será de fresa, aseguraban. Y te quedabas más tranquilo, como si todo en la vida pudiera hacerse menos amargo. No es extraño que, ya mayores, a veces se nos escape: «Si me va a doler, que sea de naranja, por favor».
Esto tenía que tener banda sonora…