El margen de error
Ese con el que no contamos, el que nos falta para que todo cuadre. El que permite que no todo esté perdido a pesar de un desencuentro en los tiempos, de un malentendido en las dimensiones. El que nos hace humanos y a pesar de todo capaces de acometer profundos viajes en busca de grandes respuestas a preguntas que nosotros mismos planteamos. La espiral de complejidad se expande o se encoge acorde a la ansiedad que generamos con cada interrogante. La respuesta contribuye a apaciguarla, hasta que aparece ese al que olvidamos hacerle un sitio. Ese al que si aceptáramos rebajaría la presión entre los trazos. Bienvenido seas, margen, a partir de ahora.